Xurxo Ayán Vila.
Instituto de História Contemporânea. Facultade de Ciencias Sociais e Humana. Universidade Nova de Lisboa. Portugal/Galiza.
xurxoayan@fcsh.uni.pt
PALAVRAS CHAVE
COVID-19,
frontera, arqueología, miedo, Iberia.
RESUMO
En la
década de 1980 la frontera entre España y Portugal, tras la entrada en la CEE,
ya no era lo que era. Los gallegos íbamos a las ferias de Valença, Melgaço o
Monção a comprar juegos de cama y comer bacalao, y los portugueses se acercaban
al Corte Inglés a Vigo. Toallas por gominolas. La integración en el espacio
Schengen llevó a la retirada de los controles fronterizos en 1992. La
integración europea trajo a las zonas rurales deprimidas el maná de los fondos
de cohesión. Cualquier alcalde avezado, profesor universitario o técnico de
turismo de aquende y de allende, vio en los proyectos transfronterizos una
panacea. En las últimas tres décadas cientos de millones de euros se emplearon
en construir aulas didácticas, centros de interpretación, en organizar
congresos y seminarios internacionales, en recrear el pasado de una frontera
que ya era historia. Se cuentan por docenas a lo largo de la raya los pequeños
museos de la emigración y del contrabando, con vitrinas y maniquíes que rezuman
saudade, nostalgia por los tiempos idos. El pasado traumático e incómodo de la
frontera no tenía cabida en esta política narcotizante de la gestión del
pasado. Las nuevas generaciones, millenial y no tan millenial, ya no conocieron
aquella realidad liminal. La frontera era una inmensa ruina arqueológica en el
siglo XXI. Hasta que llegó la pandemia. La COVID-19 demostró que la Raia era
como esos virus dormidos que se reactivan si se dan las circunstancias
adecuadas. En marzo de 2020 reaparecieron los salvoconductos, los cuerpos de
seguridad del Estado y una nueva arquitectura defensiva. Alcaldes de los dos
lados de la frontera ordenaron cerrar los accesos a los pueblos fronterizos con
bloques de hormigón. Volvió el recelo secular, el miedo al Otro. La presente
ponencia analiza este proceso de reactivación de la frontera a partir de estas
materialidades generadas por unos Estados que responden a la pandemia siguiendo
la extemporánea receta de los nacionalismos decimonónicos.